TIPS PARA MEJORAR LA INMUNIDAD DE NUESTRO CUERPO
1- Lleva una alimentación saludable
La alimentación es sin duda el factor que más puede alterar nuestro sistema natural de defensas.
Llena tu despensa de frutas, verduras y hortalizas frescas, de temporada, ecológicas y de proximidad, así como cereales integrales y legumbres.
Prioriza el consumo de pescado y carne blanca frente a carne roja y embutidos. Reduce los alimentos ultraprocesados ricos en azúcar refinado, sal y grasas transformadas (galletas, bollería, refrescos, patatas chips…).
2- Hidrátate bien
Asegura una buena ingesta de líquidos bebiendo agua, té, infusiones, caldos y sopas.
Evita el alcohol y las bebidas con cafeína.
La deshidratación se asocia a un aumento de la temperatura corporal, confusión mental y dolor de cabeza. Y recuerda que la sensación de sed disminuye con la edad, así que deben tener especial cuidado las personas mayores y todavía más si presentan fiebre y tos.
3- Practica ejercicio físico con regularidad
¡Muévete! Aunque las posibilidades sean limitadas, dedica cada día un rato a practicar algún tipo de ejercicio para dar energía a tu tejido muscular, articulaciones, ligamentos, órganos internos, a través del movimiento.
Busca clases online y no descuides tu entrenamiento, tu clase de tonificación, pilates o yoga.
El estrés afecta negativamente al sistema inmunológico. El estado de alarma que vivimos estos días como consecuencia de la epidemia por coronavirus nos ha obligado a frenar en seco nuestra actividad.
Gestiona tu tiempo y date nuevas oportunidades para leer, aprender, jugar, cocinar…
5- Toma un suplemento de vitamina D3
La vitamina D3 mejora la respuesta del sistema inmunológico frente a virus y bacterias.
La paradoja de esta vitamina es que nuestro cuerpo la puede fabricar gracias a las radiaciones solares, pero en España a pesar de ser un país con muchas horas de sol es el déficit vitamínico más importante.
Se encuentra en muy pocos alimentos, principalmente en el pescado azul. Así que, puede ser conveniente tomar un suplemento de D3 para mejorar tus defensas.
6- Vitaminas y minerales antioxidantes
Ayudarán a que las células del sistema inmunológico trabajen mejor. Destacan las vitaminas C y E, el betacaroteno y minerales como el zinc.
La vitamina C se encuentra en el pimiento rojo crudo (tiene el doble que las naranjas), fresas, grosella, papaya, kiwi, berros y todos los cítricos (naranja, mandarina, pomelo, lima y limón).
La vitamina E se encuentra en el aceite de oliva virgen, frutos secos como avellanas, almendras, piñones, en pipas de girasol y aguacate.
El betacaroteno se encuentra en frutas, verduras y hortalizas de color anaranjado como zanahorias, calabaza, mango, papaya, nísperos, melocotones y albaricoques.
Y, el zinc se encuentra en carne, pescado, ostras, legumbres, setas y frutos secos. Es además muy bueno para las mucosas y la prevención de infecciones respiratorias.
Entre el 70 y 80 % de nuestro sistema inmunitario se encuentra en el intestino.
Los probióticos son microorganismos vivos que confieren un beneficio a la salud cuando se administran en cantidades adecuadas.
Además, equilibran la microbiota intestinal, mejoran el sistema inmunitario y favorecen la función de barrera frente a microorganismos patógenos. Es importante conocer que la actividad de los probióticos es cepa y dosis dependiente.
8- Alimentos fermentados
Este tipo de alimentos y bebidas contienen ciertas bacterias vivas que siguen actuando una vez están en nuestro organismo aportando diversidad en la microbiota intestinal, lo cual es beneficioso para nuestra salud.
Algunos de los más populares son la kombucha, el kéfir, el yogur, el chucrut, el kimchi o el miso.
Para mantener sus propiedades es muy importante que no estén pasteurizados.
9- Fibras prebióticas
Este tipo de fibras son el alimento de las bacterias de la microbiota intestinal.
Por ejemplo, se encuentran en zanahorias, manzana, avena, cebada, setas, semillas de chía y lino, algas marinas, raíz de achicoria, puerro, cebolla, espárragos, alcachofa, plátano, legumbres.
También es una fibra prebiótica el almidón resistente que se obtiene de tubérculos como la patata y el boniato cuando son cocinados y enfriados seguidamente en el frigorífico.